Abrí los ojos los cuales intentaban acostumbrarse a la poca luz que había, lo primero que logre enfocar fueron un par de ojos mieles con motas verdes.
-eres un ángel, estoy en el cielo?
Se río por lo bajó, su risa era profunda, sentí un escalofrío en la espalda, pero luego volví a la realidad.
-emm... Si, estoy bien.
Hice un intento fallido de levantarme y caí como mi dignidad. El me ayudo a levantarme sosteniendo mi brazo y cintura. Me levanto de un tirón y me soltó cuando estuve más o menos estable.
Mire hacia el cielo había una gran luna, espera, luna!!!
-cuanto tiempo estuve aquí?
-no lo se
-tu... Tu viste el camión.
-no
-pero me atropello, yo... Creí morir.
-no, tu desfalleciste sin razón aparente y al parecer te diste duro en la cabeza.
Mi cara se puso roja de furia y vergüenza.
-con que me di duro en la cabeza?
-seh, empezaste a decir cosas como "estoy en el cielo" y "eres un ángel"- esto ultimo lo dijo con una arrogante sonrisa
-emm... Gracias por la ayuda, pero creo que desde aquí puedo sola.
Intente juntar la poca dignidad que me quedaba pero la perdí en el momento en el que cuando comencé a caminar sentí que el piso se me movía. El solo se quedo observando como luchaba contra las fuerzas de gravedad para no caerme.
-segura que no necesitas ayuda?
Tenía una gran y estúpida sonrisa pintada en la cara, pero no me dio tiempo de responderle como se debía pues estuve a punto de caer, pero este lo impidió y me ayudo a seguir caminando.
-que hace una chica linda caminando sola por la carretera?
-que hace un extraño ayudando a una chica sola por la carretera?
-pregunte primero.
-pues... Iba camino a casa
-cual es tu nombre?
-primero responde a mi pregunta
-pues digamos que iba pasando y decidí ser buena persona y ayudar
-así que quisiste ser "buena persona"- dije incrédula
-si, y no respondiste mi pregunta.
-soy Adaritza, puedes decirme Ada
-bien, hada.
-no "hada" ADA.
-no veo la diferencia.
- Ada se pronuncia "eida"
-hada
-olvídalo, mejor dime tu nombre
-Gabriel
-lindo nombre, Gabriel.
-lo mismo digo, hada.
Por el camino le indiqué por donde ir y el me ayudo en su mayor parte a caminar.
Cuando llegamos lo invite a pasar a lo cual el accedió.
-ponte cómodo yo... Iré arriba a cambiarme de ropa.
Ya en mi habitación me saqué la ropa y lo remplace por unos jeans oscuros y una blusa azul de manga larga. Baje las escaleras y lo encontré sentado en el sofá, se había sacado la chamarra y llevaba una camisa gris que marcaba sus músculos. Veía una foto de mis padres.
-¿conoces a este hombre?
No despego la vista de el retrato en ningún momento.
-es, bueno... era...mi padre.
Me miro con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, desvió la mirada como buscando una respuesta, inhalo airé y lo soltó lentamente, meditando algo.
- tu lo...
-me tengo que ir- me interrumpió rápidamente mientras alcanzaba su chaqueta y se la ponía.
-gracias.
-fue todo un placer- dijo antes de salir corriendo por la puerta.
¿Pero que fue esto?
¿Gabriel conocía a mi padre?
¿Qué lo hizo alterares de tal manera?
Mi abuela había llegado tarde pues según me conto se les había
hecho tarde jugando baraja en casa de su amiga Lara. Yo por otra parte no le
platique nada de lo que me había pasado, solo le dije que de la escuela regrese
a casa caminando.
-buenas noches- le dije pues ya se hacía tarde.
-buenas noches mi niña.
Me dio un beso en la mejilla. Subí a mi habitación, me puse
un pijama y me acosté en mi cómoda y amada cama, porque a quien engaño, yo amo
dormir, después de estar dando muchas vueltas por la cama, al fin mi cuerpo cedió,
me dejo dormir y no solo eso me permitió soñar.
Esa noche en cuanto
serraba mis ojos aparecían esos hermosos ojos miel que me miraban y yo a ellos
eso fue como si todo lo que necesitara fuera seguir viéndolos, con eso me
bastaba se sentía bien incluso mejor que bien, se sentía mejor que mi cama y créanme
que yo amo mi cama. Entonces mi sueño se empezó a convertir en pesadilla bombardeándome
con preguntas acerca de aquellos hermosos ojos, y es que, ¿Cómo algo tan bello
y hermoso podría ser tan terrible a la vez? Y emocionante como el tipo de
riesgo que desearías correr, y el éxtasis de no saber lo que te deparaba, por
que así soy yo y no le tengo miedo a los riesgos, que los voy tomando a cada
uno de ellos…
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