Atada a una silla, amordazada y sin tener idea de donde
estaba.
El lugar era oscuro, solo la débil luz que me iluminaba.
Intente escapar, eso no fue posible y seguí intentando de
todas formas.
-hola cariño.
Esa voz le pertenecía a una mujer que no logre distinguir de
entre la oscuridad, nunca la había escuchado estaba segura de eso.
-¿qui…quien eres?
-solo una vieja amiga de la familia.
-¿Cómo te llamas?
-puedes llamarme Dabria.
-¿Qué es lo que quieres de mi?
-digamos que tú tienes algo que me pertenece.
-yo…
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